El modelo de negocio basado en la publicidad puede tener o no sentido para sostener la industria de la información. Cada vez el "no" gana más peso mientras se lanzan intentos notables de cambiarlo con paywalls, algunos de gran éxito como el del New York Times, mientras otros han acabado como sonoros fracasos. Pequeños medios como eldiario.es han entendido bien la situación y han optado por un espacio mixto entre la publicidad, el paywall y el crowdfunding, confiando en que sus lectores den valor a su producto pero conscientes de la situación económica general. Eso se consigue, entre otras cosas, dejando de lado la ridícula carrera de ver quién lleva antes a portada el teletipo de Europa Press con la última hora.
Mientras tanto, las cabeceras más anquilosadas se inventan el canon AEDE para tratar de enjugar pérdidas debidas a su falta de cintura en lugar de experimentar nuevas vías de ingresos o nuevos modelos. Y entonces aparece Google. No el Google al que quieren exprimir cobrando una tasa por su Google News, sino la empresa del "don't be evil" y la innovación constante, y llega acompañada de una nueva herramienta: Google Contributor.
Los usuarios están hartos de la publicidad de las webs de información: molestos interstitials, desplegables que te hacen errar el tiro del click, incluso anuncios de vídeo con autoplay y audio a todo volumen. Además de los clásicos banners, robapáginas y publicidad contextual, en muchos casos de los adwords del propio Google. Para evitarlos, desarrolladores han inventado aplicaciones como Adblock Plus, que te ahorran la molestia pero condenan a tus páginas favoritas a no generar ingresos por tus visitas, que de hecho les causan gastos.
Los de Madrid lo entenderán: a veces entrar en una web es como intentar pasar por la calle Preciados. (Foto: eldiario.es) |
¿Problemas? Muchos: desde cómo sacar a los usuarios de la cultura del todo gratis al hecho de que hoy por hoy las posiciones publicitarias estarían ocupadas por mensajes de agradecimiento en lugar de dejarse invadir por contenido relevante. De hecho, se supone que la publicidad contextual ya estaba pensada para ser relevante para el usuario, por lo que Contributor, tal y como funciona actualmente, solo cambiaría un contenido en general molesto pero puntualmente interesante por otro en general halagador pero a la larga igual de cansino. Otro problema es que las webs seguirán necesitando muchas impresiones para ganar peso en el reparto del pastel y seguiremos condenados al periodismo de click y de página vista.
Seguramente Google Contributor no será un modelo paradigmático en un futuro cercano, pero, como su propio nombre indica, contribuye a buscar soluciones a un problema que está ahí y que seguirá estando cuando el canon por cita español demuestre ser tan inútil como lo ha sido en otros países europeos donde se ha probado. Porque Contributor es un experimento que busca abrir caminos, no un parche que tapa los ojos de los viejos editores incapaces así de ver más allá de la cuenta de resultados del mes que viene. Es lo que deberían estar desarrollando algunos en lugar de organizar fiestas para el Gobierno al que deberían estar controlando como cuarto poder que algún día fueron, mucho antes de ser solo la cuarta pata del taburete donde se sientan los de siempre.
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